La clave para poder resolver la pregunta 1, que a
buen seguro presentará un enunciado del tipo Exponer las ideas y la
estructura argumentativa del texto propuesto, estriba en localizar aquellas
cuestiones que trata el autor en el fragmento y conectarlas entre sí a través
de nuestras propias palabras. Para ello tendremos que "barrer" todo
lo que esté allí escrito, prestando especial atención a los conceptos
neurálgicos o palabras clave que traiga consigo el texto, a fin tanto de comprender
el contenido de lo escrito como de poder anticipar, partiendo de dichas ideas,
algunos aspectos importantes dentro del pensamiento del autor en cuestión y
avanzar de este modo ciertos puntos de la pregunta 2.
Teniendo en cuenta que junto con el texto
propuesto vendrá tanto el nombre del filósofo como el problema o tema que
plantea en el escrito, correspondiente a uno de los cinco bloques o apartados
que venimos manejando a lo largo del curso, el abordaje del fragmento partirá
de lo que ya sabemos de uno y de otro, lo cual no implica en modo alguno que
debamos desatender las palabras textuales presentes en el propio texto a
comentar.
El patrón analítico que tendremos que utilizar
habrá de basarse en la conexión de premisas y conclusiones que presente el
texto. Nuestro objetivo será hilvanar unas y otras, dándole pleno sentido a lo
allí expuesto al tiempo que hacemos ver al corrector que hemos comprendido el
mensaje filosófico, que manejamos la terminología utilizada por el autor, que
somos capaces de conectarla con su teoría (sin tener por ello que explicarla
minuciosamente, apartado este para el que ya tenemos la pregunta 2) y que
localizamos en el fragmento cuantos ejemplos y metáforas ha empleado el
escritor en él para ilustrar con mayor consistencia su exposición.
En este sentido, al margen de tener presente la
teoría del autor, conviene prestar mucha atención a los marcadores textuales
que aparezcan en el fragmento, pues precisamente ellos nos indicarán el hilado
entre premisas y conclusiones. Una atenta lectura previa permitirá que nos
hagamos una idea general de las ideas expuestas, al tiempo que nos facilitará
la identificación del fragmento en la obra del autor, ya estudiada en clase;
una segunda lectura de carácter activo, que implique el subrayado de los
elementos aquí enumerados así como la anotación al margen de nuestras propias
impresiones, tendría que dejar sentadas las bases del posterior comentario.
El uso en nuestra exposición de frases extraídas
literalmente del fragmento bien puede ayudar al corrector a comprobar que hemos
seguido correctamente la pista de lo que propone el autor a través de sus
propias palabras, si bien conviene no abusar de este recurso: en ningún caso
deberíamos excedernos y trasladar oraciones completas, sino solo conceptos del
todo sustantivos o pequeños conjuntos de palabras que nos permitan exponer con
mayor claridad nuestra visión del contenido.
La combinación de estos instrumentos
interpretativos dará pie a una correcta comprensión de todo lo expuesto en el
fragmento, cuyo análisis, síntesis y revisión (al más puro estilo cartesiano)
también dependerá, cómo no, de la práctica que hayamos adquirido a lo largo del
curso en el ejercicio de estos comentarios y del propio empeño personal en la
explicación de textos argumentativos.
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